Desde el pasado mes de enero, el conjunto de profesionales que conformamos «Incluye» estamos inmersos en un profundo proceso de reflexión ética mediante el que definir e interiorizar los principios y valores con los que identificar la esencia de nuestra labor y con el que ayudar a guiar la actuación técnica de cada uno de nuestros apoyos, programas y servicios.
Mediante una formación y acompañamiento específico, con las aportaciones de cuantas personas somos parte de esta entidad y gracias al liderazgo de un grupo-motor que se encarga de dar cuerpo documental a los contenidos abordados, estamos avanzando con el propósito de redactar un código deontológico en el que apoyar nuestra conciencia individual y colectiva a la hora de dar respuesta a las necesidades de las personas con discapacidad intelectual y/o del desarrollo.
No aspiramos sólo a lograr una buena praxis profesional, ni nos conformamos con hacer bien lo que debemos…
Queremos que nuestro quehacer esté amparado por una ética pensada, sentida y aplicada de la que se desprenda un modo hondo de realizar nuestro trabajo y así acercarnos a la excelencia.
En ello estamos.
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